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Por exceso de sabiduría el sabio se vuelve tonto.

miércoles, 25 de enero de 2012

Viaje definitivo de J.R. Jimenez

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando. 




RESUMEN:
Jiménez habla de su lugar de nacimiento, cuando el lo abandono, dejando atrás toda su infancia, y emplea la nostalgia sobre su origen, explicando que todo sigue su rumbo.

ESTRUCTURA e IDEA PRINCIPAL:
En este poema encontramos una estructura circular y encuadrada ya que empieza y acaba con la misma idea, ya que este dice que todo sigue su curso cuando se marche, y que aunque nos creamos importantes no somos nada.
La idea principal es el curso de la vida.
Este poema esta formado por tres partes claramente diferenciada:
A)En esta primera parte el autor dice que se va a marchar, pero que todo seguirá su rumbo, sin su presencia. (Primera estrofa)
B)En la segunda parte el autor emplea los elementos de la naturaleza para relacionarlas con el cambio vital. (Segunda y tercera estrofa) 
C) Tercera y última parte donde Juan Ramón al igual que al principio hace mención a su abandono, es decir, deja su lugar de origen, pero todo seguirá su curso. (Última estrofa) 


COMENTARIO CRÍTICO:
Somos pequeñas motas de polvo en una gran galaxia, o así pensaba Juan Ramón Jiménez, todo recorrido vital debe seguir su curso. El autor nacido en Moguer, pero habitante de la capital madrileña, escribe este poema pensando en su tierra, su lugar de origen y punto de comienzo de su historia. La recuerda con nostalgia, aclarando que todo siguió su curso desde que el se fue. El ser humano esta acostumbrado a infravalorar aquel lugar donde vivimos, sobre todo los jóvenes nos aburrimos de la rutina y de todo lo que nos puede ofrecer nuestro lugar de origen. Una vez que lo abandonamos, tendemos a recordar con nostalgia y a echar de menos aquello de donde venimos, pero no solamente ocurre esto con nuestro pueblo, el ser humano tiende a odiar la rutina, la necesidad de cambio, pero lo mejor es que también tendemos a aburrirnos de aquellos placeres que nos ofrece la vida, queriendo volver de nuevo a una rutina diaria. En conclusión y bajo mi punto de vista, no somos nada, ni valoramos nada, somos seres creados con una misión determinada, y debemos respetarnos y dejarnos llevar por aquello que nos de la vida, aprovechando aquellas oportunidades que nos brinde y rescatando los pequeños placeres que nos hace evadirnos de esta dura y pesada rutina.

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